jueves, 28 de febrero de 2013

La legumbre se "encalla"

Una de las cosas que he hecho a mis 40 años, por primera vez, ha sido un bizcocho. La cocina y yo no tenemos feeling. Pero vamos que, hasta ahora, no se me ha quemado ningún guiso, lo que cocino se lo comen con gusto y no he intoxicado a nadie. Prefiero que cocinen los demás; y mientras lo hacen soy buena compañía. No me importa tener que fregar luego los platos y recoger la cocina.

Camino me dio la "masa madre". Ya el nombre me asustó. Es la base sobre la que, durante siete días tuve que ir añadiendo ingredientes. Hasta ahí sencillo, sin problemas. Pero llega el momento, en cuestión, que esa masa debes introducirla en el horno y esperar que el milagro se produzca. Y digo "milagro", porque tienes que poner la temperatura correcta y esperar el tiempo exacto para que ese bizcocho sea comestible. Las piernas me temblaban. ¡Reíros!, sí, temblaba. Me encontraba sola ante el peligro. Camino estaba en su casa, pero quería ser valiente y terminar lo empezado.

Los minutos se iban sucediendo. Mi nervios aumentaban, y mis ojos no se separaban de la puerta del horno. Y aquello empezó a subir. Pero como dicen que "todo lo que sube, baja", mi miedo se hizo aún mas evidente. Los que controlan la cocina pensarán "sólo es un bizcocho, que tontería", pero yo era virgen en la materia. Cuando consideré que estaba hecho, lo saque del horno. Olía muy bien; la textura era correcta, y ¡no se me había quemado!. Esperé un tiempo prudencial para probarlo.

¡Era comestible! ¡Estaba cocido y sabía muy bien!. No dudo que pudiese mejorarlo, pero era "mi bizcocho".

¿Sabíais que las judías, o la legumbre en general, se "encallan"? ¡Pues yo no! Lo he aprendido de él. Y esa ha sido una de las muchas cosas que me ha enseñado.

Besos a tod@s

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