martes, 16 de abril de 2013

Cicatrices...

Aún hoy observo las cicatrices de mi madre y me asombro de su entereza. Al no ser una mastectomía radical conserva los pezones; por lo que el impacto visual es menor. Psicológicamente, como mujer, no tiene la sensación de pérdida total.

Te dicen que, al cicatrizar, las heridas se curan. Heridas físicas y psíquicas ¿cierran de igual forma?. Y una vez curadas ¿Qué impacto dejan en nosotros?.

Mi abuela Rafa paso un verano en una residencia en Zarzalejo. En una de nuestras visitas, me caí y me corté en la rodilla con una lata. No me dieron puntos porque pensaban que no era muy profunda. Me unieron la herida con un esparadrapo, que con el tiempo cerró. Cuando paso mis dedos sobre la cicatriz recuerdo a mi abuela, y cómo me eché la siesta con ella para que se me pasara el dolor.

Del accidente de moto con mi tío Pepe, me quedó una cicatriz psicológica. Perder la vista durante cinco minutos fue una experiencia muy dura.

Cuando paso mis dedos por la cicatriz de la cesárea, recuerdo el momento en que la enfermera me enseñó a mi hijo. De la ligadura de trompas, que son los tres puntos mejor decididos de toda mi vida.

En el café, hablando con Mª Jesús, le explicaba que la herida sentimental que dejó mi ex marido está cicatrizada, superada y olvidada. Existen otras, profundas y psicológicas, que nunca me abandonaran. Las personas que me quieren me dicen que no debo vivir en el pasado. Pero el pasado siempre nos acompaña.

La primera vez que intentó suicidarse, ya en el hospital, los médicos nos llamaron a mi padre y a mi. Se negaba a que le practicasen el lavado de estómago. Intentamos convencerle. Lloré, le rogué, le supliqué, le pedí por nuestro hijo. Después de media hora, desgarrada por el dolor, llamaron a los de seguridad para que trajeran las correas y atarle a la cama. Cuando abandoné la habitación, entraron dos vigilantes, jamás olvidaré como clavaron sus ojos en mi persona. Sentí su lástima. Sus padres aún tardaron horas en llegar. El padre tenía una mercería con su primo, pero hasta que no cerró a las dos no recogió a su madre para ir a ver a su hijo. Mi hermana le había avisado a las once de la mañana.

Yo necesito llorar; de esa forma consigo expulsar el dolor de mi alma; porque, por desgracia, acumula demasiado.

Besos a tod@s.

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