miércoles, 13 de marzo de 2013

Gimnasio...

Estaba leyendo lo escrito en Marzo del año pasado; ¡joder!, estaba en el gimnasio. Camino y yo nos lo propusimos con mucho ánimo y entusiasmo. Exactamente no se cuantos días fuimos. Menos mal que me apañé con la ropa de deporte que tenía, y no me dio por comprarme mallas, deportivas, ...

Cuando veo el último video musical de Pink, siento una envidia tremenda. Esa forma de bailar, de moverse, de expresar... Cuando era pequeña mis primas iban a ballet. Para variar, yo me creía incapaz de recordar todos los pasos. Ya de adolescente, en aerobic, y con mi prima Maise de profesora, conseguía todas las coreografías, pero nunca me atreví a aparecer en un festival. De adulta (ja ja ja ja), y cuando me quedo sola el fin de semana, me pongo música y bailo en el salón. Claro que me canso antes  y los músculos no estiran lo mismo. Y de eso no tienen la culpa los picos hormonales.

La única vez que me he subido a un escenario fue en el instituto. Estudié en el Lope de Vega, en la calle San Bernardo. Vivía en Villaverde con mis padres, y tenía institutos más cerca; pero yo quería salir del barrio. No porque me avergonzase, o me creyese mejor; tan sólo quería coger el autobús y el metro. Saber desenvolverme en Madrid, en el transporte público, y hacerlo sola. Fueron años duros, pero esa es otra historia. A lo que estaba; la obra representaba la llegada de los Reyes Magos al portal de Belén. No recuerdo el título. Representé a Baltasar, ¡uy, qué técnico ha sonado!. Representar, lo que se dice representar, no lo recuerdo; pero recité mi texto sin equivocaciones. Lo que no olvidaré, es que algún gracioso llamó para dar una falsa alarma de bomba en el instituto. De pronto, me vi en la calle, a medio vestir y con mi cara media negra. Las burlas fueron muy variadas.

Al año siguiente, en teatro, me encargué del vestuario. No volví a pisar unas tablas.

Besos a tod@s.

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